miércoles, 9 de septiembre de 2009


—¿Te avergoncé?

Sacudida.

—¿Te molesté?

Sacudida.

—¿Te puse triste?

Sacudida.

—¿Enojado?

Sacudida.

—¿Feliz?

Cabezada.

Sus ojos se encendieron.

—¡Um! Esta es una muy buena noticia.

No pudo menos que reírse. Él cabeceó.

No hay comentarios.: